Gastón, Jimena, Simona e Inca, una familia que superó las adversidades | Infoeme
Jueves 03 de Julio 2025 - 23:39hs
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Olavarría

Gastón, Jimena, Simona e Inca, una familia que superó las adversidades

En el Día del Padre te compartimos la historia de Gastón Messineo y Jimena Filippin. Una joven pareja que desde su unión ha superado diferentes situaciones. En diálogo con Infoeme compartieron su desafío de paternar y maternar en medio de la adversidad, compartiendo actividades, roles y acompañándose por sobre todas las cosas. 

Por Luciana Pedernera

Ig: @lu_pederneraa / X: @lulu_pedernera

 

Gastón Messineo es profesor de ingles y Jimena Filippin Licenciada en Nutrición. Su amor nació en 2006, una relación de amigos en común los unió. Ella en Buenos Aires, él en Olavarría, durante cuatro años Gastón viajó los fin de semanas a verla y Jimena, cuando podía, hacía lo mismo. Destinados a estar juntos, en 2012 ella se recibió y volvió a su Ciudad natal, en 2013 se casaron y formaron una familia. En este Día del Padre, Infoeme te invita a compartir una historia que ha demostrado que el amor y compañerismo derriba cualquier obstáculo. 

Al amor de Gastón y Jimena, en 2018, llegó su primera hija Simona. Con ella, llegaría el primer desafío. A los seis meses de embarazo, les anticiparon que en breve nacería y así fue, durante 40 días estuvieron recorriendo los pasillos de neo y confesaron: “Para otros papas era muy duro, nosotros nos preparamos para eso” y entre risas admitieron: “Fueron los últimos seis meses que dormimos bien”. En 2020, llegó Inca. Hasta el nacimiento no sabían de su trisomía 21, más conocido como Síndrome de Down. Aunque todo estaba bien, hubo 10 días de protocolo en neo. 

 

Asimilar la noticia fue un proceso de algunas horas. Y se vienen un cúmulo de recuerdos, para ella lo primero que se le vino a la cabeza fue la cardiopatía ligada al síndrome: "Fue un momento difícil, estábamos en pleno febrero, nuestra pediatra y ginecóloga estaban de vacaciones”, contó Jimena. Mientras Gastón, preocupado por la experiencia con Simona recordó: “Es algo que no esperas, le pregunté cuánto pesaba y el pediatra me respondió ‘hay cosas más importantes que el peso’”.

 

A pocos días del nacimiento de Inca, se encontraron solos, los cuatro. En familia. La pandemia había llegado para configurar el encuentro y conocimiento tan necesario. “Al principio no sabes por dónde arrancar”, resumió él, mientras ella admitió: “A mi, me invadió el miedo”. Sin embargo, lo más complicado fue el diagnóstico de leucemia de Inca, cuando tenía un año y medio. Todo comenzó un viernes, con un mensaje a la pediatra y siguió con un viaje a La Plata por tiempo indefinido. “'Ahí vengo' le dije a Simona y volví a los cinco meses a casa”, resumió Jimena. 

 

La casa quedó en pausa, las llaves habían quedado a cargo de un amigo. Gastón volvió un poco antes, a los tres meses, para que Simona se encuentre con los familiares. Ante el diagnóstico de su hijo pequeño, su hogar pasó a dividirse entre el Hospital y un departamento de La Plata. “No sabes dónde estás, venís sin comer, sin dormir, cosas que te preguntan para evaluar antecedentes”, rememoró Jimena. 

“Lo más complicado de todo, es que un mes antes de que le diagnostiquen la leucemia empezó con un trastorno de sueño. De hecho hace un mes que duerme 7 u 8 horas y se despierta una sola vez, pero durante un montón de tiempo no dormimos”, agregó Gastón sobre el escenario que se sumó a la enfermedad. Por su parte Jimena, asumió: “No sé cómo hice, es tanto desgaste físico y mental, un sufrimiento. En un momento el entró a terapia y antes de que se lo lleven me dijeron ‘despedite’”, pero Inca salió y se recupero de mil cosas y empezaron a disfrutar.

 

 

 

El emprendimiento

 

Gastón aprendió a cocinar de muy pequeño, la rutina de su casa lo empujó. Sus abuelas fueron grandes referentes. Después del nacimiento de Simona, en la búsqueda de mejorar sus ingresos decidieron adentrarse en el mundo de la cocina. Él empezó haciendo morrones y conservas, ella se sumó con las berenjenas por una receta que aprendió de su cuñada. 

La cocina es otro lugar de encuentro para esta pareja que ha superado diferentes obstáculos en su unión. Se animaron a más y comenzaron a ofrecer a sus clientes medallones de soja y milanesas de berenjenas. En una oportunidad vendieron “cerca de 50 kilos de milanesas”, la carta se fue ampliando y motivada por su profesión y formación: agregaron ofertas de woks de verduras, bandejas de sopa y viandas. 

 

Cuando volvieron  de La Plata, en 2023, después de reiterados viajes por controles de Inca, encontraron estabilidad y decidieron retomar. Las recetas de las abuelas de Gastón y el cuidado de la alimentación a través de una oferta variada y cuidada por la nutricionista, son la esencia de esta propuesta familiar. "Todo lo que tiene que ver con comida, hemos hecho", apuntó Gastón. 

 

El trabajo, la familia y la fe

 

El trabajo, la crianza y la paternidad, en medio de un escenario laboral demandante los llevó a hablar -en principio- con Simona sobre el tiempo que comparten juntos. "Nosotros estamos, pero no estamos. Le hablamos de que así como hay papás que se van a trabajar todo el día fuera de casa, nosotros trabajamos todo el día, pero en casa", explicaron que otra decisión que tomaron fue empezar su rutina más temprano para poder dedicarle tiempo a los chicos cuando despiertan: "Jueves y viernes, a las cuatro o cinco de la mañana, arrancamos porque a las 9 se levantan los dos. Lo más difícil es que ellos entiendan porque te buscan todo el tiempo". 

 

 

Sobre la reacción de familiares y amigos al emprendimiento, admitieron que al principio fue desconcierto: "La gente no entiende que vas a hacer algo por fuera de lo que estudiaste. A mí lo que más me gusta es cocinar, si tengo que elegir algo, elijo eso. Mi lugar en el mundo y mi actividad esta en la cocina y es difícil para el entorno entender eso", completó Gastón. 

 

"En mi caso siempre fui de no creer mucho, después en el hospital con todo lo que le pasó a Inca empecé a ver todo lo que nos atravesaba y ahí empezó mi camino en la creencia y la fe, tuvimos un apoyo muy grande de una de las Hermanas del Hospital Sor María Ludovica. En un momento lo único que nos quedaba era aferrarnos y esperar un milagro y hoy por hoy estamos unidos en la fe", compartió ella mientras él coincidió en cada una de las palabras de ella y resumió: "Cuando Inca entra en terapia y se recuperó de eso, fue realmente un milagro para nosotros, los médicos le dijeron a la Hermana que hablaba con nosotros que no nos ilusione".

 

 

Emocionados, luego de haber realizado un recorrido sobre sus casi 20 años juntos, expresaron: "todo lo que hemos vivido es inimaginable". Al tiempo que Gastón compartió un mensaje: “En mi caso, para cualquier futuro papá que les toque lo mismo que a nosotros, más allá de la enfermedad, tener un hijo con síndrome de Down es increíble y no lo cambio por nada. Es para disfrutar porque es un ser distinto, te abraza y sentís algo que no te hace sentir ningún chico”. "Lleva mucha energía, mucha terapia, pero es totalmente distinto”, cerraron.

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