La pandemia de Coronavirus también ha repercutido en las cárceles, donde los internos no pueden recibir visitas, aunque no es un tema que le preocupe al "Ángel de la Muerte", como lo bautizaron los medios periodísticos allá por 1972, porque no tiene nadie que lo visite. Hoy transita sus días en una celda en donde es el único que la habita, la número 17 del pabellón 8, en un sector bajo el régimen semiabierto modalidad limitada.
En la unidad 2 del penal de Sierra Chica pasó gran parte de su vida y sobrevivió a ocho motines, entre ellos el más sangriento de la historia carcelaria argentina, en 1996, cuando Los Doce Apóstoles mataron a ocho presos y tomaron 17 rehenes, entre ellos a una jueza.
A los penitenciarios que se le acercan para hablar, Robledo Puch siempre les comenta que
"si la eutanasia estuviera vigente en el país, pediría una muerte digna".
Pese a estremecedoras declaraciones, no tiene intentos suicidas, realiza diferentes actividades para poder llevar el dia a dia de una manera tranquila.
La rutina diaria de Puch permanece intacta: se levanta entre las 9 y 9.30. Desayuna mate cocido o té con pan y mermelada. Además, pasa varias horas del día leyendo en la celda 17 para luego irse a dormir alrededor de las 22hs
Su estado de salud no es del todo favorable :tiene hernia umbilical, pero se niega a ser operado. También una hernia inguinal bilateral. Sufre insuficiencias respiratorias con asma bronquial y EPOC (heredado de su adicción al cigarrillo), más una hipertrofia prostática benigna.
Fuente: Clarin