“Veía la destrucción de Olavarría y no sabía cuál era el final ni cómo iba a quedar nuestra ciudad” | Infoeme
Viernes 18 de Julio 2025 - 5:00hs
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Olavarría

“Veía la destrucción de Olavarría y no sabía cuál era el final ni cómo iba a quedar nuestra ciudad”

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Emilio Moriones / infoeme.com

Fotos: gentileza Omar Scavuzzo.

“Recuerdo no haber visto a San Martín nunca tan cerca como en la inundación”. Una anécdota dentro de la peor catástrofe de Olavarría, entre tanto dolor y el miedo que provocaba no saber qué venía después. El coraje de los olavarrienses emergió en la inundación de 1980.

El General montado en su caballo como emergiendo del agua, tan grande, sorprendió a Omar Scavuzzo en un cruce en lancha, cual imagen apocalíptica.

Scavuzzo tenía 34 años y era el jefe de Bomberos Voluntarios, con él -un protagonista central- infoeme.com comenzó a recordar aquel triste final de abril de hace justamente treinta años.

“El agua bajó el 27 y la lluvia torrencial hizo que ese día se nos terminara el mundo”

En la semana había estado en Buenos Aires, en un curso, “pero en comunicación permanente con Olavarría”. Viajó a Capital con lluvia y el 25 regresó a Olavarría. “Llegué a la madrugada del 26, llovía, era una tormenta impresionante. A las cuatro de la mañana me llamaron por handy, había una salida a Radio Olavarría, que estaba en calle San Martín, ahí comenzó... Se desbordó el techo y se mojaron los equipos, fue el comienzo de la inundación, la primera salida” recuerda.

Se veían relámpagos que iluminaban el cielo. La segunda salida fue a San Martín al 1300: “Una centella cayó en un medidor de luz y a la vez pasó a un medidor de gas que reventó”.

Los empezaron a llamar de la zona del Isaura y a las siete de la mañana Scavuzzo decidió tocar la sirena y convocar a todo el personal. “El agua que venía de la cuenca alta bajó el 27 por la mañana y a la noche la lluvia torrencial hizo que ese día se nos terminara el mundo”.

Nadie sabía qué iba a pasar, no tenían experiencia para afrontar algo así. “La sensación era de miedo y de coraje a la vez” confiesa, “encarábamos algo que no sabíamos lo que era, ni en qué iba a terminar”. El 27 de abril, el día que comenzó la catástrofe, había más de mil personas en el cuartel y “veíamos cómo subía el agua, habíamos quedado aislados”.

A las siete de la mañana Scavuzzo decidió tocar la sirena y convocar a todo el personal.

El agua no perdonó

Olavarría ya estaba marcada por el destino. El agua lo cubrió todo y rápidamente se motorizó el operativo de emergencia más grande del que se tenga memoria en la Ciudad. “Comenzamos una tarea de cuatro días que no terminaba nunca, era todo asombro, siempre dije que le pedimos perdón a mucha gente porque no pudimos llegar, pero nos dividíamos en las máquinas, éramos 67 hombres. Así fuimos sacando gente” continúa Scavuzzo su estremecedor relato.

“En Vicente López y Alvaro Barros la máquina de rescate medio que se tumbó y cuando cayó emergió un Fiat 600 aplastado; pisar coches era común, ver gente ahogada flotando que se la llevaba el agua... Fue como un aluvión, pasó, el agua corrió”.

Admite que aquellos tiempos no había manera de evitar esta catástrofe, “no estábamos preparados y no teníamos idea de lo que pasaba, era todo muy casero”.

Scavuzzo, en el centro, protege a varios ancianos. El rescate se hizo con una pala mecánica.

Entre lo malo y lo bueno

La inundación del 80 dejó un saldo de 27 muertos. El 1 de mayo se hicieron las primeras sepulturas en el cementerio municipal. Algunas personas murieron por la misma impresión que les causaba perder todo, otras ahogadas; una chica desaparecida en Sierra Chica fue buscada durante 101 días.

“Veía la destrucción de Olavarría y no sabía cuál era el final ni cómo iba a quedar. Recuerdos tengo diez mil grabados en la mente, pero recuerdo no haber visto a San Martín nunca tan cerca como en la inundación. Pasé en lancha cruzando el balneario y me sorprendió ver a San Martín tan cerca y tan grande, había casi cuatro metros de agua en ese lugar” cuenta el ex jefe de Bomberos.

“Lo más lindo que recuerdo después de semejante desgracia fue el apoyo que recibimos de los cuerpos de Bomberos del Gran Buenos Aires. Vinieron más de 20 cuerpos de Bomberos y trajeron motobombas para desagotar fosas, sótanos y locales. Trabajaron a la par nuestra, llegaron camiones con ropa de todas partes, era impresionante”.

En la esquina de Vicente López y General Paz la correntada arrastraba los vehículos.

Scavuzzo y muchos más estuvieron cinco días sin comer nada, solamente tomando algo caliente cuando volvían al cuartel, mucho chocolate, wisky por el frío, “pero fueron cinco días que si hoy los tuviera que volver a vivir no sé si aguantaría, en ese momento era mucha la tensión”.

El agua empezó el 26 de abril y se trabajo incansablemente casi hasta el 1 de mayo. Después vino lo más triste, la limpieza, ver las calles, la gente que sacaba todo, las máquinas que se lo llevaban y el olor nauseabundo.

Las pérdidas no se pudieron calcular, fueron cuantiosas. Todos perdieron todo.

En Moreno y Belgrano el agua tapó comercios y arrasó con todo.

30 años después

Tres décadas pasaron de aquel horror que marcó a Olavarría para siempre. Muchos lo vivieron en carne propia, muchos no lo recuerdan porque eran muy chicos, muchos lo saben hoy aunque no habían nacido cuando ocurrió el desastre.

Entre esos muchos que vivieron la catástrofe a Scavuzzo le tocó comandar en el peor momento, “lo único que deseo es no ver una cosa así nunca más” confiesa, aunque asegura “si ocurriera, la diferencia es que el golpe nos hizo aprender, con mucho dolor, fue muy triste”.

“Lo único que deseo es no ver una cosa así nunca más”.

“A mí me encantaba dormir con lluvia y hoy llueve y me levanto, y ya pasaron 30 años, no creo que me componga más de eso. Vivir mojado cinco días, sin comer, con mucho orgullo de haber trabajado para mi comunidad, pero me di cuenta después que pasó todo” cuenta.

“Benditos volquetes, benditas máquinas, que no nos falten nunca; si esto hubiese ocurrido en otra ciudad donde no existen las canteras ni hay máquinas con ruedas que tienen más de tres metros de altura, realmente hubiera sido muy difícil ayudar. Esta fue una catástrofe y se vivió como tal”. La peor de todas. Imposible de olvidar.

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