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Especialistas del Hospital de la Universidad Austral explican cómo diferenciar, combatir y reemplazar las fórmulas caseras erradas por otras efectivas.
“Los alimentos grasos y el chocolate pueden producir acné”. Falso. De acuerdo al médico Mario Abrúcese, no se ha logrado encontrar una relación directa entre la ingesta de chocolate, azúcar o comidas grasas, con la aparición de acné. De hecho, existen pocos estudios clínicos que evalúen la efectividad que tiene restringir determinado grupo de alimentos o bebidas en la dieta para mejorar el acné.
“Los orzuelos se curan colocando un anillo de oro, previamente frotado, sobre la zona afectada”. Falso. El orzuelo es la infección de una de las glándulas del párpado, que produce hinchazón, enrojecimiento y dolor que produce una lesión quística con contenido grasoso y pus. Aunque el tratamiento específico es un ungüento con antibióticos y corticoides, aquel contenido puede drenar espontáneamente, o también hacerlo con ayuda de calor local sobre la zona afectada. El anillo sirve sólo como ayuda al tratamiento, no por ser justamente de oro, sino porque, al ser frotado, se calienta y ejerce el mismo efecto que una compresa tibia, como un pañuelo recién planchado, explicó la médica Anahí Lupinacci del Servicio de Oftamología
“El exceso de alcohol destruye células del cerebro, que no pueden regenerarse”. Verdadero. El exceso de alcohol es capaz de causar daño, muchas veces irreversible, en distintos niveles en el Sistema Nervioso. En el cerebro, puede provocar atrofia cerebral, con sus correspondientes síntomas de pérdida de memoria, incoordinación y trastornos de la marcha. A nivel del cerebelo, puede ser responsable de degeneración de la corteza de este órgano. En ese caso, habrá pérdida del equilibrio, torpeza motora y falta de destreza manual, entre otros problemas. También puede llevar a la desnutrición y a carencias vitamínicas, que son motivo de cuadros neurológicos serios y dejan secuelas graves, desmitifico José A. Bueri, Jefe de Neurología de ese hospital.
“Ante una bajada de presión, la persona tiene que comer algo salado y bajar la cabeza”. Falso. “Si una persona tiene un episodio de bajada de la presión, acompañada de síntomas como mareos o sensación de desmayo inminente, lo mejor es que se recueste, antes de que pierda el conocimiento y sufra algún traumatismo por la caída. Conviene levantarle los pies -por encima del plano del corazón- y la cabeza para favorecer el retorno de sangre al corazón y recuperar la presión. Comer algo salado no sirve para aumentar en forma rápida la presión; sin embargo, si la persona tiene presión baja en forma habitual, seguramente que comer con más sal le vendrá bien”, apuntó el médico, Daniel Grassi, Jefe de Clínica Médica.
“Para la acidez nada mejor que un buen vaso de leche”. Falso. “Durante mucho tiempo, e incluso como indicación médica, la leche ha sido utilizada como tratamiento eficaz para aliviar episodios de acidez gástrica. Efectivamente, la leche es capaz de calmar de manera inmediata el síntoma conocido como acidez y ocasionado por efecto de la secreción gástrica. Sin embargo, este alivio es transitorio, ya que la leche posee entre sus componentes calcio y proteínas que actúan como un importante estimulador de la secreción ácida y generan una cantidad de ácido superior a la previamente neutralizada y, por consiguiente, la reaparición de la acidez, alertó la gastroenteróloga, Soledad Campos.
“El bronceado elimina el acné”. Falso. Para el dermatólogo Mario A. Abrúcese, “no existe evidencia convincente de que la exposición a la luz solar tenga un efecto positivo en el acné”. Ya que si bien el sol, en pequeñas dosis, podría tener un efecto desinflamatorio, y el bronceado, disimular las lesiones cutáneas, “pero una exposición continuada termina secando la piel y puede contribuir a la obstrucción de los poros y a una menor tolerancia a los tratamientos tópicos”.
“Después de comer, hay que esperar por lo menos una hora antes de meterse en la pileta o en el mar”. Verdadero. Esto se debe a que luego de comer hay un incremento de la irrigación sanguínea al aparato digestivo. Si nos metemos a nadar, también habrá un incremento de la irrigación sanguínea a los músculos. Esto hace que el corazón tenga que trabajar más para poder aumentar la irrigación a esas dos áreas del organismo. “Si la persona tiene una enfermedad coronaria (que puede conocer o no), no podrá incrementar la circulación sanguínea y puede suceder que tenga una isquemia miocárdica y, eventualmente, un infarto dentro del agua”, alertó el médico Daniel Grassi.