La historia deportiva de la ciudad cambió para siempre ese día. El Maxigimnasio repleto, colmado como nunca antes, se reflejaba en los ojos vidriosos de los hinchas, contemplativos, extraviados en el asombroso panorama del partido más grande que hemos vivido hasta la fecha.
Sí, vinieron otras finales, ganaron títulos internacionales, llegaron muy alto y muy lejos, pero esa noche, por primera vez se jugaron la vida por la gloria absoluta del país. El partido lo tuvo todo: la adrenalina de una final, un tanteador cambiante, jugadas asombrosas, roces, quejas por doquier... Pero pocos momentos son tan memorables como la imagen de los jugadores de Atenas, el gigantesco rival de esa serie, mirando el tiempo escurrirse en el tablero.
Tampoco se podrá olvidar cómo sonaba el "DALE, CAMPEÓN!" mientras J.J. Eubanks lanzaba sus últimos dos libres, mientras le rodeaban -azorados- varios cordobeses. Tan definitivo fue el golpe, que apenas un par de segundos más tarde, cuando la bola entró en juego nuevamente, uno de "los griegos" (probablemente Campana), aceptando el irremediable desenlace, le entregó mansamente la naranja a uno de los árbitros, en esos gestos que silenciosamente dicen "hasta acá llegamos".
En 2016, la leyenda albinegra llegó a su adolescencia, pero, como todos sabemos, El Bata es grande hace rato... Mirá la tapa del diario deportivo Olé del día siguiente a la conquista olavarriense. Claro, el básquet tuvo que armar una Generación Dorada para ser portada completa de los "medios grandes" con cierta frecuencia.
Fuente: Prensa CAE