Un poderoso terremoto de magnitud 7,8 que sacudió la costa central de Ecuador el sábado dejó al menos 200 muertos y llevó al gobierno a declarar el estado de excepción en seis provincias.
El vicepresidente Jorge Glas, en una comparecencia ante los medios de comunicación, dijo que las personas a las que se recomendó abandonar sus viviendas y buscar refugio en un lugar elevado como precaución ante un posible aumento del oleaje, "pueden regresar a sus casas", ya que "no existe alerta de tsunami".
El vicepresidente dijo que el terremoto fue el más fuerte que ha sacudido al país desde 1979 y advirtió de que se prevé que la cifra de fallecidos "va, desgraciadamente, a aumentar en las próximas horas".