Vestida para la ocasión con una camisola azul de saltantes flores turquesas y un fino abrigo celeste pastel que cubre sus brazos y sus hombros, le permite lucir su pelo blanco, las marcas de su piel y toda su elegancia. Así recibió sus 100 años María Elena Paz, radiante, celebrando cada minuto de una nueva vuelta al sol.
Con un cuidado protocolo por Covid, los festejos tuvieron lugar el sábado pasado. Como cada 14 de enero desde 1923, María Elena recibió su cumpleaños, esta vez, junto a familiares, amigos y allegados en una residencia familiar.
Elena nació en la ciudad de Las Flores, ubicada a 164,3 kilómetros de Olavarría. A sus 48 años, en 1971, en búsqueda de nuevos horizontes se mudó junto a su esposo Adolfo González y cinco hijos a la ciudad del cemento, donde anduvo cada una de sus calles y escribió gran parte de su historia.
Entre risas, charlas, anécdotas y recuerdos -que fueron desde su profesión como costurera hasta la gran familia que logró construir-, una mesa larga y colorida, rodeada de globos y guirnaldas, que entonaron con la ceremonia, María Elena sopló la velita número 100 con cálidos aplausos.
Esta celebración fue una ocasión para que la cumpleañera se luciera tan coqueta como lo hace a diario. De hecho, desde muy temprano, estaba lista para recibir a sus invitados, con quienes también compartió una emotiva cena y fotos de su juventud, a la luz de la luna de una bella noche de enero, en medio del patio de la casa de un familiar.
Pasaron los meses, los años y las décadas, pero tanto Elena como su familia eligieron Olavarría para echar raíces y ahora, en el marco del festejo de un siglo de vida, decidieron compartir el momento y hacer parte del mismo a toda la comunidad.