Día del Maestro: la historia de Silvana y su compromiso con la escuela de Mapis | Infoeme
Sabado 27 de Abril 2024 - 10:03hs
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Olavarría

Día del Maestro: la historia de Silvana y su compromiso con la escuela de Mapis

Infoeme te cuenta la historia de Silvana Arnaudo, maestra rural de la Escuela N° 35 José Lamas de Mapis, una localidad perteneciente al partido de Olavarría y ubicada a más de 100 kilómetros de su ciudad cabecera.

Foto: TN

Por Luciana Pedernera

lpedernera@infoeme.com.ar

 

Ante una nueva celebración por el Día del Maestro, fecha en la que se conmemora el 133 aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, Infoeme te cuenta la historia de Silvana Arnaudo, maestra rural de la Escuela N° 35 José Lamas de Mapis, una localidad perteneciente al partido de Olavarría y ubicada a más de 100 kilómetros de su ciudad cabecera.

 

Silvana, hace 12 años que es docente en esta institución y desde los comienzos esta ha sido su casa. Todos los lunes desde muy temprano, acompañada por el brillo de los primeros rayitos de sol y un guardapolvo blanco como bandera, viaja desde Olavarría por Ruta Nacional 226 rumbo a Mapis, en compañía de sus dos hijos y la “seño” de jardín.

“Siempre fui parte de la ruralidad, me crie en el campo de mi padre, siempre fue parte de mi vida. Estudié, me recibí y volví a vivir en el campo”, expresó la docente al recordar cómo llegó la escuela rural a su vida, y agregó que uno de sus anhelos más grande era tener una escuela cerca. “Vivía muy cerca de la escuela de Mapis y surgió la oportunidad de ser docente. Así llegó a mi vida, hace 12 años que estoy y no me quisiera ir”.

 

En estos 12 años, Silvana eligió transitar la educación y la convivencia en la escuela junto a sus hijos: vive en la escuela con Lucia y Santiago, sus pequeños adolescentes. “Es el lugar que ellos conocen desde sus dos años, ahora tienen 15 y 13. Hicieron el jardín y toda la escuela primaria. Mis hijos saben y conocen cada rincón, cada libro que está en la escuela, donde está, a veces saben más que yo donde encontrar cada cosa”, relató.  

 

"Mis hijos saben y conocen cada rincón, cada libro que está en la escuela, donde está, a veces saben más que yo donde encontrar cada cosa"- Silvana Arnaudo

 

“Disfrutamos mucho de la escuela, más allá de algunas carencias” y detalló sobre las particularidades del edificio “En las horas que están los chicos es un ambiente de educación, pero cuando se van, se transforma en nuestra casa, es muy lindo, muy agradable, y lo sentimos muy nuestro”.

 

La educación rural: “Un gran compromiso”

 

Silvana abre las puertas de la Escuela N°35 de Mapis de lunes a viernes, para siete alumnos. Con la particularidad de la escuela rural, todos, de 1° a 6° comparten el mismo salón: “Eso es lo más enriquecedor, como los más chicos comparten esos contenidos y los más grandes se involucran y ayudan a los más chiquitos, es una retroalimentación muy rica, los chicos comparten desde el jardín”.

Foto: en 2018 la escuela ganó el premio de Maestros Argentinos

Hablar de educación rural para esta docente representa “un gran compromiso” porque “ser maestra rural es también tomar la decisión de involucrarse con los alumnos desde lo pedagógico, pero también con cada una de las familias y con la comunidad”, afirmó.

 

“En la educación rural siempre se desarrollan proyectos que tienen un gran impacto y relación con las familias del lugar y sus problemáticas. Estamos viendo todo el tiempo qué necesita el otro para tratar desde el lo pedagógico encarar esa problemática” manifestó la docente rural.

“Una docente rural tiene un trabajo muy arduo, el momento de dar clases es el momento de disfrute"- Silvana Arnaudo

Hace algunos años, con el apoyo de la comunidad y todo el entusiasmo, emprendió el desafío de acompañar a las familias de sus alumnos para que culminen los estudios primarios y secundarios: “Siempre quisimos darles otra oportunidad de estudiar, insistiendo para que puedan ir más allá y ver qué es lo que pueden hacer por ellos para progresar, mejorar y sentirse más completos”.

 

“Para nosotros salud y educación es lo más importante para brindarles, después hay otras cuestiones necesarias como la conectividad que cuesta tanto y que es tan útil, más en estos tiempos” señaló y agregó: “Una docente rural tiene un trabajo muy arduo, el momento de dar clases es el momento de disfrute, todo lo que la docente prepara es fuera de esas cuatro horas de escolaridad y es mucho trabajado porque hay que planificar de primero a sexto”.

 

La pandemia en las escuelas rurales

 

Desde que comenzó la pandemia la comunicación entre Silvana y sus alumnos fue diversa, con algunos a través de mensajes de texto, otros por WhatsApp y otros mediante llamadas. Uno de los problemas que atraviesa a la ruralidad es la falta de conexión: “Los chicos no tienen internet en sus hogares y esto fue un poco complicado, pero siempre mantuvimos el contacto”.

 

La maestra junto a  la profesora de nivel inicial viajaron a la escuela incluso en los momentos más difíciles de la pandemia, para garantizar la continuidad de la educación: Parábamos en las tranqueras de los campos y hacíamos el intercambio de actividades”, recordó y remarcó que “la verdad es que hoy los alumnos están también dando sus frutos, fue un desafío y un aprendizaje”.

Foto: TN

Este año, pudieron regresar a una presencialidad plena debido a la cantidad de estudiantes que son y los espacios que disponen. “Los chicos han podido llegar todos los días a la escuela, muy contentos y muy felices por esta oportunidad que nos da la escuela rural: estar todos los días”.

 

Otro de los temas que abordó Silvana fue que “en la educación rural el lugar de socialización y de encuentro, es la escuela. Ellos después no socializan con otros chicos, entonces disfrutan muchísimo del momento de estar en la escuela, de encontrarse con sus compañeros”.

 

Finalmente habló de que le ha dejado este regreso a un año lleno de deseos: “Establecimos códigos, fue muy lindo y divertido a principio de año, en la escuela rural la demostración de cariño es todos los días, este año no podíamos hacerlo y armamos un código con los chicos, para que puedan decirse cuanto querían abrazarse, darse un beso, despedirse. Cada día se inventan cosas nuevas”.

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