El rol que jugaron los seres humanos en la desaparición de los grandes mamíferos ha sido (y lo sigue siendo) motivo de debate y discusiones entre los arqueólogos y paleontólogos del continente americano.
Sin embargo, durante las últimas horas una publicación que realizó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) dio cuenta de una investigación que cuestiona la siguiente hipótesis: “Se creía que los pastizales pampeanos podrían haber servido de refugio para los herbívoros gigantes del Pleistoceno, y que las poblaciones indígenas no los habrían cazado intensamente”.
Las palabra corresponden al Dr. Gustavo Politis, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA, CONICET-UNICEN) ubicado en nuestra ciudad.
La investigación publicada en Science Advances muestra el hallazgo, a orillas del arroyo Tapalqué, de los huesos de un perezoso terrestre gigante (Megatherium americanum) junto con las herramientas de piedra usadas para cazarlo y cortarlo que, según dataciones establecidas con métodos precisos, tendrían cerca de 12 mil seiscientos años.
“Varias líneas de evidencia permitieron reconocer el procesamiento del megaterio por parte de los grupos humanos como, por ejemplo, la identificación de huella de corte sobre los huesos realizadas con las herramientas de piedra y la confección de instrumentos con las costillas del perezoso”, explica Pablo Messineo, investigador adjunto del CONICET en el INCUAPA y uno de los autores del trabajo junto a Politis.
Las excavaciones fueron realizadas en el sitio conocido como "Campo Laborde" y gracias a un set de dataciones de Carbono 14, para las que se usaron métodos más precisos para la extracción del colágeno de los huesos del megaterio, se pudo obtener información original y de alta calidad con relación al impacto directo de los grupos humanos sobre la especie encontrada en particular y sobre los mamíferos gigantes en general. El espécimen cazado, del cual pudieron recatarse decenas de huesos, pesaba alrededor de 4 toneladas.
Hasta el momento, "Campo Laborde" es el único sitio en América donde se documentó que los grupos indígenas antiguos cazaron este perezoso terrestre gigante.