El 15 de agosto de 2004, Argentina inició su camino por los Juegos Olímpicos de Atenas, y cuando parecía que el campeón del mundo se quedaba con el triunfo, Montecchia le pasó el balón a Ginobilli para que este con una “palomita” sentenciara el triunfo y se instale como uno de los momentos históricos de la Generación Dorada.
El rival de inicio de torneo era Serbia y Montenegro, había cambiado su nombre –ya no Yugoslavia- pero era el mismo que había derrotado a la selección nacional en Indianápolis 2002 en la final del Campeonato del Mundo y cuando el triunfo parecía quedar en manos de los europeos, apareció el mejor jugador del mundo para empezar a marcar el camino que tendría como final el oro de Atenas.
Esa competencia estuvo marcada por las hazañas, la clasificación a las fases decisivas, eliminar al Dream Team de Estados Unidos en semifinales y alzarse con la medalla de oro al derrotar a Italia fue el camino por Atenas 2004… Pero todo, todo empezó de “palomita”.