La bala que mató a Nisman marcó a fuego la vida política del país durante varios meses, hasta que el caso se fue desvaneciendo por la impericia policial, la lentitud de la justicia y la nula colaboración del Gobierno. Y la vela que ahora recuerda el primer aniversario de esa muerte violenta proyecta más sombras que luces. El caso Nisman se encamina, curiosamente, a emular la causa que investigaba el fiscal, el atentado más terrorífico sufrido en Argentina: la voladura de la mutual judía AMIA en 1994 que costó la vida a 85 personas y sobre el que todavía no hay ni un solo procesado.
Como millones de argentinos, los abogados de la querella también se preguntan por qué un año después de la muerte de Nisman no se han podido determinar todavía las causas de la muerte del fiscal en un caso en el que abundan las zonas oscuras y las preguntas sin respuesta. La dirección de la investigación de la causa ha pasado a manos de la jueza Fabiana Palmaghini, quien ha pedido ya nuevas pruebas y está reordenando el eje de las pesquisas para investigar las posibles conexiones políticas, nacionales e internacionales, de la trama.
El impulso del Gobierno del conservador Mauricio Macri podría ser determinante para activar un caso que conmocionó a todo el país. Macri, que ha anunciado la desclasificación de la información secreta relativa al caso, recibió a las hijas de Nisman (Iara, de 16 años, y Kala, de ocho) en su finca de las afueras de Buenos Aires y les prometió "hacer justicia" con la memoria de su padre. "Hay una deuda pendiente", declaró el mandatario, según un comunicado oficial.
La pistola del informático, de Lagomarsino.
La Bersa Thunder es una pistola muy común entre los sicarios. Es pequeña y potente. Diego Lagomarsino, informático de la fiscalía especial AMIA dirigida por Nisman, tenía una de esas pistolitas. Y se la prestó a Nisman porque, según su testimonio, el fiscal temía por su vida y por la de sus dos hijas. Pese a que Nisman tenía una escolta de 10 policías (por turnos), no se sentía seguro. Lagomarsino le entregó la pistola a Nisman un sábado por la tarde. Luego se fue a su casa. El domingo Nisman aparecería muerto después de varias horas en las que sus escoltas lo echaron de menos, pero no entraron en el apartamento a ver qué pasaba hasta bien entrada la tarde. El papel de Lagomarsino sigue siendo uno de los agujeros negros de la investigación.SERVICIOS DE INTELIGENCIA. El Papel de Stiuso. La muerte del fiscal sacó a la luz la guerra descarnada entre dos sectores de los servicios de inteligencia. Y llevó al estrellato mediático a uno de los espías más poderosos del país, Antonio "Jaime" Stiuso (hoy en paradero desconocido). Stiuso fue un estrecho colaborador de Nisman en el caso AMIA y habló con él poco antes de su muerte. Conoce tantos trapos sucios de tanta gente que su regreso a Argentina podría provocar varios terremotos políticos. El Gobierno de Kirchner lo dejó salir del país y luego lo reclamó sin éxito a Interpol.
¿Cómo sigue ahora el caso? La jueza Palmaghini, que ahora dirige la investigación, está volviendo a citar a los policías que escoltaban a Nisman y quiere investigar también la vertiente política del caso, la presunta implicación de funcionarios del Gobierno y las posibles conexiones internacionales (Irán había amenazado de muerte al fiscal). Por su parte, el Gobierno de Macri ha desclasificado la información secreta relativa al caso, una medida que puede arrojar algo de luz para su esclarecimiento y podría reabrir la denuncia contra Kirchner. Mientras, los abogados de la ex mujer de Nisman pretenden que el caso pase a jurisdicción federal (en lugar del juzgado de instrucción actual) al tratarse del "crimen" de un funcionario, y han puesto el ojo de su denuncia en el papel de Lagomarsino, la pieza clave que a su juicio no encaja en el rompecabezas Nisman.
Fuente: ElMundo.es