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Mauro Szeta, especial para Infoeme
El caso se hizo público y fue motivo de impacto social muy alto. Un hombre molió a golpes a su mujer en su casa de Quilmes, y luego arrojó a su beba de 14 meses a un lavarropas de la casa.
La quiso ahogar porque lloraba. La nena sobrevivió y su madre también. Pero la cara desconocida del caso es que, apenas pudo recuperarse de la paliza, y con la beba, grave y en brazos, la mujer llamó a la policía para pedir ayuda, y no la escucharon.
Al fiscal, le comunicaron el caso 12 horas después. Esos policías deshonestos, cobardes, son cómplices del drama.
Es cierto que más allá de la tardía reacción policial, al acusado Lucas Dogliotti, lo detuvieron igual. Pero también es cierto que la inexplicable inacción policial, puso en riesgo, la vida de la beba.
Alguna vez, esos funcionarios policiales que se hacen los distraídos con los pedidos de ayuda de una mujer golpeada, deberían pagar con cárcel. Sólo así, entenderán el daño que hacen, sólo así sabrán que su rol, no es joda.