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En plena pretemporada, cuando las molestias musculares empiezan a decir presente, Alan Almirón se tomó unos minutos para charlar con Infoeme y contar un poco de su historia de vida.
Claro que la primera consulta fue sobre las bajas temperaturas y la ola polar que pasó por este territorio. “El frío es tremendo. En Misiones no hace tanto pero el año pasado, cuando estuve jugando en Rumania, donde entrenábamos hacía 15 grados bajo cero. A comparación de eso, estoy más tranquilo”, reflexionó.
En estos primeros días en Olavarría, el delantero dijo que está “muy contento. Nos estamos acoplando con los nuevos refuerzos y armamos un lindo grupo. Ahora esperando continuar con esta pretemporada y jugar algunos amistosos para ir entendiéndonos dentro de la cancha”.
Expresó que “Racing es un lindo club. Ya me habían dicho lo que era. La gente, muy bien. Adonde vamos nos saludan y eso ayuda a la adaptación”.
Contó que de joven, “a los 16 años, me fui a Racing de Avellaneda donde jugué en sexta, quinta y cuarta. Después me volví a Misiones, estuve en Crucero del Norte durante una temporada (Argentino A) y me fui a Guaraní. Integré el plantel del Argentino B que ascendió pero yo jugué la primera parte de la temporada porque me salió lo de Rumania. Allá estuve una temporada en un equipo de la segunda”.
Luego volvió y jugó para “Rosamonte en el Argentino B, el año pasado, y el año lo terminé con una lesión. Ahora volví a arrancar con Guaraní, estaba haciendo la pretemporada cuando me salió esta oportunidad de Racing”.
Se decidió por el chaira a ver que en “Guaraní se trajo una cantidad importante de refuerzos y, cuando los (dirigentes) de Racing me dijeron que tenían ganas de armar un plantel joven con ganas de jugar, no lo dudé y me vine. Por eso siento que esto es una especie de revancha. Dios quiera que nos vaya bien”.
Confesó que se considera “un jugador parecido a (Lucas) Viatri. Soy un `9´ que no está solamente dentro del área, me gusta salir a buscar la pelota. También me caracterizo por la velocidad y puedo jugar por afuera”.
Este es Alan Almirón, misionero que trajo su valija llena de ilusiones y muchos sueños por cumplir en el Chaira.