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La autopsia realizada por la Asesoría Pericial de Azul, a cargo del doctor Jorge Soriani, ratificó el informe preliminar que sostenía que Jorge Ortega, el joven que murió en manos de un policía cuando intentaba suicidarse semanas atrás en calle 118 y el arroyo Tapalqué, estaba de frente a su agresor.
Cabe destacar que la versión de la familia de la víctima abrió un manto de dudas a lo expuesto por la policía, ni bien ocurrió este episodio. Familiares directos y testigos presenciales (su mujer y su padre) aseguraban que el disparo a Ortega se le había efectuado por la espalda, perforando riñón e hígado, heridas que finalmente le ocasionaron la muerte.
Según anticipó el fiscal Martín Pizzolo a Infoeme el informe final de autopsia determinó que “el proyectil ingresó al organismo por el frente del tórax y al tocar la parilla intercostal se desvía levemente hacia adentro y abajo saliendo a la altura del riñón derecho en zona paravertebral” y dijo que “la posición del orificio de salida se encuentra aproximadamente entre 8 y 10 cm por debajo del de entrada”.
Además indicó que “el mecanismo de muerte fue por shock hipovolémico posthemorrágico, con paro cardíaco irreversible”.
Además, el fiscal Pizzolo decidió enviar al Laboratorio de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora – centro que no depende de Policía Científica- las dos armas recogidas en el lugar del trágico hecho.
Se trata del revolver calibre 22 con la que Jorge Ortega amenazaba con suicidarse y la pistola reglamentaria provista por la policía bonaerense, calibre 9mm, que utilizó el efectivo Pablo Coria contra el joven y que finalmente le ocasionó su muerte.