Javier Rodríguez Pardo: “La única minería posible es la más nefasta” | Infoeme
Jueves 28 de Marzo 2024 - 20:16hs
24°
Jueves 28 de Marzo 2024 - 20:16hs
Olavarría
24°

Javier Rodríguez Pardo: “La única minería posible es la más nefasta”

------------------------

Javier Rodríguez Pardo, autor de “Vienen por el oro, vienen por todo” presentará su libro este viernes a las 20:00 en la Unicén, un trabajo que denuncia el impacto de las empresas mineras internacionales y los proyectos extractivos que se concretaron en Argentina desde la década del 90.

Además, en un debate que se realizará este sábado a las 19:00 en Suteba revisará la situación local en función de su experiencia como militante ambientalista e investigador.

Integrante del Movimiento Antinuclear del Chubut, Sistemas Psicológicos Patagónicos, y miembro de Renace (Red Nacional de Acción Ecologista), Rodríguez Pardo habló extensamente con infoeme.com. y expuso que el necesario punto de partida para pensar en una minería en el futuro es comprender las dimensiones del impacto ambiental que la actividad trae aparejado y cuyas consecuencias deben medirse a nivel planetario.

“Si hay una minería posible no es precisamente la que se está haciendo ahora. Ya no existe más la galería y el socavón, no existe más el minero con la linternita y el casco. Existe el mineral diseminado y explotarlo requiere más voladuras, más agua, más energía, más desertización. La única minería posible es la más nefasta. Es un tipo de minería que se realiza con una tecnología muy importante. Está la discusión de si se puede hacer a nivel nacional, en pequeña escala y con más regulaciones, pero nosotros tenemos demostrado que es imposible que esta minería se haga de otra forma”, sentenció.

En su libro, Rodríguez Pardo analiza los casos emblemáticos de las multinacionales mineras Barrick Gold y Meridian Gold: “su forma de explotación se explica a partir de la situación de que no hay más minerales en el planeta. Están en el país haciendo cateos y eventuales explotaciones en la zona de la cordillera y la precordillera. Vienen a buscar el mineral que queda y el mineral está diseminado. Y el código de minería les permite moverse con total libertad en cualquier lugar del país”, explicó.

Rodríguez Pardo explica mediante una hipótesis imaginaria el modo en que estas empresas lograron trabajar durante 30 años sin trabas: “hubo un ofrecimiento, antes de un partido de golf Bush le dijo a Menem “al pueblo argentino puedes decirle que yo voy a mandar una muy buena cantidad de inversionistas, pero que para eso hay que poner las condiciones”, relató.

Las empresas se emplazaron en argentina en la década del 90: “pusieron condiciones para llegar al país, fueron ellas las que redactaron las leyes que rigen las actividades de extracción como la minería y el petróleo”.

En este proceso Rodríguez Pardo identifica dos manejos fundamentales. Uno implica el tratado binacional argentino chileno por el cual no hay que pedir permiso para realizar la actividad minera al ninguno de los dos países, “incluso cuando se interviene sobre parques nacionales, se desvían ríos, se usa el agua de los acuíferos, de las nacientes, de donde nace el agua que consumimos, se altera el centro natural donde se producen las precipitaciones”, detalló.

El punto crucial de la normativa es que brinda una prórroga de 30 años para que cualquiera de las partes pueda revisar el tratado. Esta ventaja se complementa con otra “condición”: la prorroga de 30 años de estabilidad fiscal que implica que ni en caso de crisis nacional (por ejemplo el terremoto de chile) puede aplicársele a las empresas una suba de impuestos o condiciones distintas de reglas del juego.

Según analizó Rodríguez Pardo la resistencia al accionar de las mineras que operan a gran escala tiene su ejemplo en las comunidades de San Juan y Esquel para el caso argentino y en diversas etnias de Latinoamérca que reclaman en pos del cuidado del medioambiente al verse como primeras afectadas.

Aunque el punto central de las tendencias proteccionistas está en su concepción de la naturaleza como parte de los “bienes comunes”.

“La diferencia entre la idea de bienes comunes y el concepto de recursos naturales reside en que la defensa de los bienes comunes proclama que nadie está autorizado a recurrir a un bien que forma parte de un ecosistema y que al intervenirlo se producen alteraciones en todo ese ecosistema”.

Para Rodríguez Pardo las alternativas se resumen en esa idea que es muy distinta a la idea de propiedad, teniendo en cuenta que los Estados han cedido inmensas extensiones de tierra a empresas que “de ninguna manera reconocen el impacto ambiental, por el contrario, están convencidos de que realizan un desarrollo sustentable”, concluyó.

Compartirla

Notas Relacionadas

Deja tu comentario

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algún comentario violatorio del reglamento será eliminado e inhabilitado para volver a comentar. Enviar un comentario implica la aceptación del Reglamento. Leer más.