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Mauro Szeta, especial para Infoeme
En una hora, dos hermanos de 15 y 18 años, destrozaron la vida de tres familias, y destrozaron sus vidas, también.
Fue locura desmedida. Primero, a pura violencia, robaron un auto en San Martín. Ese coche, que tenía rastreo satelital, iba a ser su perdición.
En minutos, y aún con la adrenalina viva, asaltaron a un penitenciario, y se enfrentaron a balazos. Como si fuera poco, y no conformes con su raid criminal de ira, asaltaron al jubilado Benito Sangregorio, en la puerta de su casa de Carapachay.
El jubilado llegaba a su casa de la calle Marcos Sastre después de hacer las compras en el super. No le dieron tiempo a nada y lo ejecutaron a balazos. Escaparon sin robarle nada. Unidos, como en el Martín Fierro, los hermanos fugaron hacia su casa en Villa La Rana.
Por el rastreo satelital del auto que robaron, "perdieron". La policía los atrapó al día siguiente. Mataron por matar. Ahora están presos, uno de ellos, por poco tiempo, o nada. El de 15 años es inimputable, y lo espera la libertad. Su hermano, pagará por él.