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Investigador de la Facultad de Ingeniería diseñó un generador eléctrico para aprovechar la fuerza del viento

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El investigador y docente de la Facultad de Ingeniería de Olavarría, doctor Cristian Ruschetti, desarrolló un generador no tradicional de energía eólica que tiene la capacidad de generar electricidad a partir de la energía almacenada en imanes permanentes. Un dispositivo con esta tecnología es utilizado actualmente para alimentar parte del Parque Industrial de Neuquén, y su implementación podría solucionar el problema de la falta de electricidad en zonas rurales y parajes alejados.

La energía eléctrica generada a través del uso de imanes permanentes, explicó Ruschetti, ha tenido un fuerte impulso en la última década. En el caso del generador, que diseñó junto al ingeniero local, Carlos Verucchi, y que funciona con la fuerza del viento, “tiene algunas ventajas ya que puede generar electricidad aún con una brisa moderada”, explicó Ruschetti. “Las máquinas eólicas tradicionales pueden trabajar más o menos con una velocidad de viento de entre 6 y 8 metros por segundo, pero el generador de imanes permanentes puede comenzar a generar energía menor a 4 metros por segundo, que es muy poco”, detalló. Además tiene la capacidad de alimentar, en promedio, el consumo eléctrico de ocho casas convencionales o, en términos de potencia, 30 kw.

Nace un generador

El desarrollo del dispositivo transitó un largo camino y estuvo acompañado de la realización de cursos de postgrado en Brasil y finalmente el doctorado en la Universidad Nacional de Rio Cuarto (UNRC), en Córdoba, una formación que posicionó al ingeniero de la Facultad local como uno de los pocos que ha desarrollado máquinas eléctricas de imanes permanentes en el país. Ruschetti sostuvo que en Argentina “no es está muy desarrollado el diseño de máquinas eléctricas y no quedaron industrias que fabriquen motores de gran potencia, por eso la idea es impulsar la disciplina”, remarcó Ruschetti.

El diseño del sistema de generación de energía eólica aplicada comenzó en 2007 y fue alentado por el Ministerio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a través de la empresa nacional INVAP S. A., que desarrolla dispositivos tecnológicos de alta complejidad, y el doctorado de la UNRC. Previamente fue necesario realizar cursos específicos en la Universidad Federal de Santa Catarina de Brasil, para especializarse en la aplicación del método de los elementos finitos para el cálculo de campos electromagnéticos, y en especial para máquinas eléctricas. Los ensayos los realizó en un banco de pruebas armado especialmente por técnicos de INVAP, con un generador accionado por un motor que en principio iba a ser aplicado en el sistema de trolebús de Córdoba.

Finalmente, en 2012, el generador diseñado por Cristian Ruschetti, se instaló en un molino eólico que tiene una torre de 24 metros de altura y una turbina de 11 metros de diámetro, ubicada en el Parque Industrial de Neuquén, donde el viento provee parte de la electricidad para las fábricas del predio.

Para sus investigaciones complementarias, construyó en los laboratorios de la Facultad un prototipo a escala del generador, para avanzar en este tipo de tecnología. En ese sentido, estudia la posibilidad de desarrollar un motor con esta tecnología para ser utilizado en el robot autónomo submarino Ictiobot, desarrollado en la Facultad de Ingeniería.

El viento eléctrico

El viento provee una energía cinética que el molino eólico transforma en energía mecánica con una turbina acoplada a un generador. El aire impacta contra las aspas y produce movimiento en la turbina. “Dentro del generador -explicó Ruschetti-, el imán proporciona un flujo magnético constante y con este movimiento se transforma la energía mecánica en energía eléctrica. Posteriormente se transforma de corriente alterna a corriente continua, con la cual se puede cargar bancos de baterías o bien transformarse nuevamente a alterna para ser inyectada a la red eléctrica”, detalló.

Pero si funciona con un recurso natural, ¿qué pasa cuando ese recurso desaparece? es decir, cuando no hay viento. “La complejidad de tener un recurso es no tener previsión”, consideró Ruschetti. “Se puede conocer en función del informe meteorológico, pero no es tan previsible como tal vez la energía hidráulica. Por eso inyectar esa energía a la red eléctrica es bastante complejo. Habría que tener otra central que equipare el consumo del sistema”, explicó. De todas maneras, en aplicaciones menores se puede instalar un banco de batería, y mientras hay viento se almacena esa energía para luego transferirla al sistema cuando haga falta.

Estas alternativas representan un panorama alentador en aquellos lugares donde el tendido eléctrico llega con dificultad o, incluso, para desarrollar en un futuro su inclusión en el tendido urbano tradicional. Actualmente, el sostenido desarrollo de la energía eólica apunta al desarrollo sustentable y al cuidado de los recursos naturales. Desde la Facultad de Ingeniería se apuesta a esta línea de formación e investigación sobre nuevas tecnologías, en este caso con un dispositivo listo para cuando soplen los buenos vientos.

Prensa: FIO

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