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Cerca de 9 mil chicos en el show de Callejeros en Racing, en un recital con mucho más contexto que propuesta

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El primer recital de Callejeros en la provincia de Buenos Aires tras la tragedia de Cromañón, esta tarde en Racing, duró más de dos horas y media y fue impecable en la organización y el montaje de luces y sonido, ante un público de entre 8 a 9 mil personas. El grupo logró arrimarse un poco más a la Capital Federal, el lugar al que quieren volver luego de la tragedia de diciembre de 2004, pero a pesar de que fue impecable la seguridad, el sonido, los ingresos y egresos, a la banda le faltó training y carisma para estar a la altura del fenómeno que generan.

Dos cosas quedaron claras, como para aportar a la historia del rock grande del país en nuestra ciudad: 1) Olavarría se consolida como plaza grande y segura de recitales de peso de aquí en más. 2) Callejeros mostró cómo son un sonido, las luces y un escenario en serio en la cancha de Racing y dejó para el olvido la pobre presentación escénica de la Bersuit Vergarabat en diciembre, que –a pesar de ser mejor banda- trajo a ese mismo emplazamiento un modelo alternativo y económico de infraestructura de rock.

Callejeros tocó más de dos horas y media, de 17:35 a 20:20, con un parate central de 15 minutos donde los pibes repusieron fuerzas a hamburguesa y gaseosa, para pelear contra el otro actor de peso de la tarde: el terrible frío que se hizo duro a la noche, al menos en la zona donde no se podía saltar en pogo.

Entrada, cacheo, salida, controles, seguridad interna, vallados (temblaron un poco con ciertas arremetidas de la primera parte, cuando las energías estaban a tope y el frío no aplacaba todos los ánimos), el traslado y atención de los desmayados: todo fue rápido y eficiente.

Con la banda del Pato Fontanet es otra historia. El grupo de Villa Celina hace lo que sabe y puede pero está claro que si tocan para una audiencia superior a la que reunió la Bersuit en condiciones climáticas mucho mejores no es porque sean mejor banda que la Bersuit: es porque están apuntalados por la trascendencia que les dio ser el centro de la mayor tragedia de la historia del rock nacional.

Sin ese terrible pergamino (que la banda carga a su manera) Callejeros que requiere un oído muy entrenado para diferenciar un tema de otro. Su rock´n roll duro y cuadrado, abundante de saxos elementales, con largas letras cantadas por Fontanet con líneas armónicas de pocas variantes, atrae desde el contenido y planteo reivindicatorio, pero no luce. Aunque tal vez tampoco sea la idea.

Callejeros viene con una carga de la historia que de aquí en más, para bien o para mal, será su carta de presentación. En el estadio de Racing había hoy banderas de seguidores de todos los puntos del país, e incluso los chicos festejaron abiertamente cuando a banda anunció que su nueva presentación será en la ciudad de Corrientes: hasta allí los seguirán.

De los días previos sólo hubo esta tarde una estela, tal vez fantasmal. El escenario estaba armado de espaldas a la costanera de Almirante Brown, y enfrente, en la tribuna de cemento que da espaldas a Cerrito estaban algunos “sobrevivientes”, identificados así, con banderas.

La banda le pega duro y parejo, para adelante, y Fontanet se sube a ese caballo con una voz potente. En la tarde de Racing esa fórmula entró en escena de nuevo, pero 9 mil personas son un público enorme, una oportunidad colosal, que el grupo no termina de explotar al máximo.

En los momentos en que el grupo para, poco es el carisma que despliegan para tratar de dar cuenta (y hacerse cargo) de su pasado, justo el que los coloca en la vidriera nacional: la frase “la familia de un chiquito que murió en Cromañón y que cumpliría años esta semana nos pidió que le dediquemos un tema; les dedicamos el show completo, les dedicamos lo que quieran...”, sonó irrespetuoso.

Callejeros tal vez no sea culpable de nada; sencillamente les falta mucho para estar a la altura del hecho que generan.

Las cuentas de hoy quedaron claras.

Saldo: Para Olavarría: otra nota grande e importante para presentar como pergamino en el duro negocio de traer grandes eventos musicales. Para Callejeros: otro paso en su aproximación a Buenos Aires, donde pretende desembarcar con su nueva carga de asistencias masivas y explotarlas en la mayor concentración urbana del país.

Deuda: la música, nada menos.

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