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Mauro Szeta, especial para Infoeme
Para la fiscalía, un abuso sexual. Para la defensa, una relación consentida llevada adelante por el acusado porque pensó que la chica tenía 17 años, y no 12.
La gran pregunta que persiste es, si tal como lo plasmó en su defensa, el acusado logrará demostrar que actuó inducido por el error. Si es así, hay un antecedente judicial que lo favorece.
Pasó en La Plata. El acusado tenía 21 años, y llegó a juicio con el cargo de haber abusado de una nena de 12 en una fiesta escolar.
La defensa planteó que el acusado obró motivado por el error, y que la propia nena, y sus familiares le dijeron que tenía 17 años. La justicia le dio la razón al acusado y lo absolvió.
La diferencia es clara. Siempre que se trata de un menor de 13 años es delito. No hay consentimiento posible. En cambio, a los 17, el delito desaparece.
En los dos casos, se trató de relaciones sexuales sin violencia física.
En el caso Magaly persisten otras preguntas: por ejemplo, saber cómo llegó a contactarse con el acusado. El detenido jura y perjura que ella se acercó por sus medios a la villa La Cava a buscar contención porque estaba mal en su casa. Hasta ahora, no hay otra versión sobre esa parte del suceso.
Así las cosas, el padre de la nena, habla y resulta confuso. Dice que su hija está bárbara cuando hay un joven preso por abusarla. Nada queda claro. La historia seguirá. Final abierto.